Siempre me sentí atraída de los obstinados
Los que nunca pierden.
Esos que aman hasta el tope al apagar las luces
Los que se van en silencio
con los ojos secos
que a pesar de todo,
se mantienen firmes
como si en realidad no les importara,
Aún cuando el hueco en el pecho
arda en su interior
y los haga sentirse solos en la madrugada.
A pesar de saber que tengo todo por perder,
sigo en el juego,
enamorándome de aquel taciturno caballero
que se filtra en cada rincón de mi ser
y reniega a abandonarme
como siempre,
por el miedo a perder.
Entonces le abrazo en la oscuridad
y siento como su pecho se desarma.
Es frágil y tierno,
me cuenta secretos al oído
y pareciera otro.
No es mas que un niño herido
lleno de miedos
tolerando que mi amor lo cobije.
Entre estas cuatro paredes
es cuando me enamoro.
Mi corazón palpita excitado.
Allá afuera,
nadie sabe de lo que es capaz.
Belierani
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