Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2016

Dudo de ti.

Foto: Josh Felise No dudo de ti, dudo de mi. De que te vuelva a encontrar y quiera besarte, quiera robarte. Que busque amarte. No dudo de ti, dudo de tu rechazo, de tu valor para decir no.  Cuestiono a mi propio criterio para lograr entender que ya no eres mi lugar de paz, mi hogar. Dudo del destino cuando nos regrese al camino y no sepa que hacer con el, contigo.  Desconfío de la felicidad incompleta, de todo aquello que haces para mantenerme cerca sin estar seguro de ello. No dudo de ti, sospecho del tiempo y sus falsas lecciones. Titubeo ante tu llanto, tus ojos cristalinos que están a punto de quebrarse.  Temo de tu credibilidad y ese don espiritual de destruirme por dentro, de romper cada parte de mi hasta dejarme hecha trizas. Me inquieta tu agilidad de mentira y esa tranquilidad frente a la tempestad. No dudo de ti, dudo de mi miedo a estar sola. Sospecho que será mas complicado de lo que imaginé. Huir deseando quedarme aquí.

Otra oportunidad

Foto: HQ Lightroom ​ De pronto, ya eras invencible, tus manos eran más fuertes que el metal y tus pies se habían enterrado en el suelo, la vida te llega de pronto dándote un fuerte golpe para entender que ella era quién te tomaba de la mano y que tus sueños te guiaban, eso jamás te abandona. El viento sopla fuerte y el invierno se adelantó para recordarte como todo cambia en segundos, la lluvia no para, no nos ha perdonado ni un segundo pero tienes las ganas de buscar esa sonrisa impregnada a los recuerdos y las lecciones más dulces que este abismo te otorgó. ¿Piensas detenerte? ¿Justo hoy? Hoy el cielo despertó feliz, te regala el brillo de los rayos del mismo sol que nos cubre atosigándonos de calor.  Ven, vamos a caminar por este pasillo que nos lleva a la nada, lo cruel y desconocido. Puede que llores, pero también es posible que jamás hayas experimentado tanto regocijo. El tiempo se te escapa, no lo permitas, tienes mucho que arriesgar, hay mucho por g

Construir, Desolar, Olvidar.

Y, ¿si nos quedamos aquí? Si decidimos que ya no queremos titubear, ¿si concluimos que queremos pisar muy fuerte? Y, ¿si hoy la vida termina? ¿Si mi caminar te olvida? Y ¿si las ganas se me acaban? ¿Si ya nada se compara? Vi la noche, la noche triste Foto: Priscilla Westra La noche oscura, en donde no estás. El frío y ese dolor en los huesos Por no tener tu abrigo No llegas, no llegarás... Despierto, el sol me deslumbra El calor quema las grietas de mi piel Te esperé mucho tiempo Te soñé en la enfermedad y robaste mi intimidad. No existes, borraste mis deseos Aniquilaste mis recuerdos. La vida sigue opaca y todo me delata. Es tarde, la tarde llega el miedo vuela, nos volvemos a encontrar Y... ¿si regresamos el tiempo y volvemos a empezar?

Enamorarte de mí.

Me gusta el fuego en tus ojos el frío en tus manos el silencio en tus labios. Me gusta el reflejo de mis pupilas en tu mirada dorada me gusta el aroma que desprendes al despertar. ¿Cómo es que podrías enamorarte de mí? ¿Cómo es que el tiempo fue tan corto que la vida y la lejanía, entre tanta gente, nos eligió para ser uno solo? ¿Qué hice para merecer el cielo en la tierra junto a ti? ¿Qué hice para que la distancia se acortará a centímetros y mis manos pudieran rodear tu cuello? Dulce contacto que dispara mi esencia cuando te encuentras cerca, tiempo y ganas, ganas de verte acostado junto a mí por las tardes de domingo. Frío tenue que se cuela por la orillita de tus labios mientras sonríes, vida alegre, risas y llantos que aclaman nuestra historia, nuestro encanto. El chocolate dispersado en pecas por encima de tu cuerpo, piel blanca que juega a engañarme sonrojada, tersa y amable que me permite tocarla por más intenso que sea el encuentro tus manos, dedos del