Palabras inquietas

Andrés... Sus ojos bonitos me inspiraron por la mañana,  desperté lentamente pues tenía miedo de encontrarme con un hermoso sueño. Fue cuando tus labios volvieron a acariciarme al culminar mi descanso,  expulsándonos en nuestra realidad perfecta.  Casi no puedo creer que al fin tuve una gran oportunidad. Y que ya estás aquí, para mí. Te encontré en el momento justo,  cuando apenas me había rendido ante la búsqueda llena de fracasos. Me topé con tu maravillosa presencia en aquella mañana lluviosa  No quería alegar que todo fuera tan fascinante y perfecto. Esas historias suelen quebrarse justo en mis manos. Sin embargo, hoy me encuentro segura que regresarás a mi hogar  y podré dormir con tu majestuosidad una noche más.  Me acurrucaré en tu pecho cálido  mientras tus dedos inquietos acarician mi espíritu. Mientras tanto, volveré a aferrarme a tu espalda para asegurarme  que no te escabullas por la madrugada. Escucharé las historias más tristes

Mi hombre de dudas, ¿cuánto tiempo tendré que seguir esperando a que decidas si es momento de vivir? ¿Cuántos años más pasaran para que elijas entre tu libertad y mi amor?, ¿Cuántas lágrimas faltan para aprender a hablar el idioma de tus sueños? Me encantaría saber, ¿Cuántas hojas de esta historia se deben romper para que me ames incondicionalmente, para conseguir que tu alma libre se quede conmigo toda una noche y no elija huir durante el amanecer?. Me pregunto, ¿qué es lo que pretendes después de tantos años?, acaso crees que no duele que no tengas en mente aquella imagen con la que yo despierto cada mañana: tú y yo abrazados creando el futuro. ¿Acaso no crees que anhelo ser tu prioridad? Qué profundo duele pensar en todo lo que abandone por ti, por convicción. Mi talentoso manipulador. Quiero dar una pausa, olvidar. Quiero esperar un poco y perdonar. No pido nada, nada complicado, nada especial. Sólo quiero devuelta lo que tiré pensando