Ir al contenido principal

Vehemente

Foto: Jairo Alzate
Mi mano entre sus piernas. Su lengua rondando por mi cuello. Era la distancia que nos había mantenido constantes, esperando el fulgor del cielo cuando nuestros labios pudieran unirse nuevamente. La noche se sorprendería al escuchar nuestras respiraciones en unísono.

La tormenta nos robaba un poco de tranquilidad mientras mi cadera espera ansiosa ser la protagonista. Dulce peligro de madrugada, sus manos desatadas, posesivas ante mi piel desnuda y mis sentimientos deslumbrantes.

Mis brazos delicados moribundos por el choque eléctrico que sus huellas causan al correr alteradas. Traza despacio las líneas que lo llevan al centro de mi ser, como una contraseña aleatoria que mágicamente siempre atina el lugar correcto.

Es mi cabello que pierde la estabilidad, que vuela como si tuviera vida misma y pareciera que no le interesa desafiarlo. Son mis muslos que se mantienen inmersos en tanto amor, el calor que desprende ese ser y el aroma a fresas que emane de sus hombros corroídos por mis uñas y dientes.

Foto David Cohen
Deje de tener miedo al mismo tiempo en que llegó tan profundo en mi alma. Siento su energía aún estando al otro lado de la habitación. Es fuego quemando mis entrañas, adicción efímera que consume mi voluntad, distrayendo salvajemente mi decencia.

Mis manos no pueden parar, quieren seguir recorriendo cada centímetro de su piel blanca, bañada en pequeñas pecas rosadas, sofocada por el instante . El extásis llega despacio y no quiero que termine. Quiero que dure una noche más, semanas, meses. Quisiera pensar que esto perdurara una eternidad pero debo mantenerme al margen de lo pasajero, de lo instantáneo e hiriente.

Y mientras lo degusto a besos, su mandíbula se retuerce irritada por la espera, estoy consciente de su volver, no me incomoda que llegue a ratos con su inconsistencia porque aquí se vuelve uno, uno completo. Porque aquí nuestra piel se comunica con señas, caricias, sin rencores o caprichos.

Aquí sólo hay tranquilidad, no hay compromiso. 

Hoy quédate más tiempo, hoy no te arrepientas.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Una carta sin entregar

Foto: Álvaro Serrano Estoy escribiendo esto aun cuando ni siquiera estoy segura de llegar a enviarlo… Cerré todo camino posible para no regresara la historia inconclusa que compartíamos. Sin duda, a diferencia de hace algunos años, esta historia no tendrá una segunda parte en la que todo logre funcionar maravillosamente por un tiempo. Sinceramente, hoy no tengo idea cuanto duro -en realidad- la anterior. Me quedé con un puño de dudas sobre la veracidad de lo construido. Aunque... hoy ya no importa. Pensé en ignorarte, en idealizar que por fin puse punto final a algo que no hacía más que atormentarme en las mañanas al despertar. Mi corazón se siente muy tranquilo, tengo deseos infinitos de ser feliz pues atrevidamente aseguraría que lo seré inclusive más de lo que fui contigo. Hoy he aprendido muchas lecciones y deseo aplicarlas con la persona que llegue a mi camino. Y aun si esto no sucediera, pretendo amarme y ser feliz con lo que soy.  No pienso en que tú te si...

Un nuevo comienzo

Ya he aprendido que las palabras se derriban con los actos, que hay lágrimas que no se sienten, q ue hay recuerdos vergonzosos, recuerdos compartidos que nadie jamás podría borrar. Ya entendí que el tiempo es sincero, certero, no perdona ni da prórrogas ante las dudas o el miedo. Por fin comprendo que el amor se lleva todo, que lo transforma y que las anécdotas se guardan en el corazón para herirte de a poco en los momentos menos pensados. Ya razoné que un final te permite comenzar de nuevo, desde cero, desde nada como te atreviste al inicio aunque hoy la edad te asuste; robando el valor que un día te empujó a ser feliz cuando todo suena a estar en riesgo, así es la vida... Temeraria. Mi corazón es una esponja, a punto de reventar por tantas tormentas, debido a las palabras huecas, frases inconclusas, nubes siniestras. Hoy te pido: Exprímelo hasta dar lugar a esta nueva aventura, toma mi mano y lléname de sonrisas, llévame al cielo bailando hasta llegar a la luna, dame tu ju...

Enamorarte de mí.

Me gusta el fuego en tus ojos el frío en tus manos el silencio en tus labios. Me gusta el reflejo de mis pupilas en tu mirada dorada me gusta el aroma que desprendes al despertar. ¿Cómo es que podrías enamorarte de mí? ¿Cómo es que el tiempo fue tan corto que la vida y la lejanía, entre tanta gente, nos eligió para ser uno solo? ¿Qué hice para merecer el cielo en la tierra junto a ti? ¿Qué hice para que la distancia se acortará a centímetros y mis manos pudieran rodear tu cuello? Dulce contacto que dispara mi esencia cuando te encuentras cerca, tiempo y ganas, ganas de verte acostado junto a mí por las tardes de domingo. Frío tenue que se cuela por la orillita de tus labios mientras sonríes, vida alegre, risas y llantos que aclaman nuestra historia, nuestro encanto. El chocolate dispersado en pecas por encima de tu cuerpo, piel blanca que juega a engañarme sonrojada, tersa y amable que me permite tocarla por más intenso que sea el encuentro tus manos, dedos del...