Ya he aprendido que las palabras se derriban con los actos, que hay lágrimas que no se sienten, que hay recuerdos vergonzosos, recuerdos compartidos que nadie jamás podría borrar.
Ya entendí que el tiempo es sincero, certero, no perdona ni da prórrogas ante las dudas o el miedo. Por fin comprendo que el amor se lleva todo, que lo transforma y que las anécdotas se guardan en el corazón para herirte de a poco en los momentos menos pensados.
Ya entendí que el tiempo es sincero, certero, no perdona ni da prórrogas ante las dudas o el miedo. Por fin comprendo que el amor se lleva todo, que lo transforma y que las anécdotas se guardan en el corazón para herirte de a poco en los momentos menos pensados.
Ya razoné que un final te permite comenzar de nuevo, desde cero, desde nada como te atreviste al inicio aunque hoy la edad te asuste; robando el valor que un día te empujó a ser feliz cuando todo suena a estar en riesgo, así es la vida... Temeraria.
Mi corazón es una esponja, a punto de reventar por tantas tormentas, debido a las palabras huecas, frases inconclusas, nubes siniestras. Hoy te pido: Exprímelo hasta dar lugar a esta nueva aventura, toma mi mano y lléname de sonrisas, llévame al cielo bailando hasta llegar a la luna, dame tu juventud, la inspiración, roba mis miedos y lánzalos al vacío junto a los recuerdos hirientes. Hazme llorar de dicha, hazme gritar y tartamudear a la vez... Hazme especial.
Foto: Redd Angelo |
No falles, no dudes pues te prestaré mis alas para que me abraces durante este oscuro viaje, experiencias increíbles nos aguardan a través de ese mágico rayo de sol. Me hace bien saber tu existencia mientras las dulces palabras van alimentando mis ganas de sonreír. Este aroma percibe la novedad y esa espera incierta, de la duda eterna.
Quiero que estés aquí, durante la siguiente tormenta, acurrucándonos piel con piel mientras nos pierde de vista el invierno rompiendo al viento, quebrando la niebla.
Ya estoy ávida de la nueva aventura.
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