Dos años de tu partida, sigo contando los días, las horas y la herida sigue fresca. Tengo una colección de corazones en el cajón de mi buró, no he encontrado la solución a extrañarte. Quisiera que no me importaras, quisiera el tiempo borraras. Nada llena. Nadie logra ocupar tu espacio. Mi cabeza sigue divagando en preguntas que pensé otras responderían. La ilusa idea de que un día te podrías dar cuenta del error que cometiste, lo sigo esperando. ¿Acaso no sabes cómo encontrarme? He buscado ser lo suficientemente visible para que sepas en donde hallarme, he logrado tanto y he perdido mucho mas de lo que solía ser. No es posible que aún nada se compare con tu simple compañía. No razono que me dejaras de lado sin titubear. ¿Cuándo llegará mi oportunidad? ¿Cuándo dejaré de divagar? Sigo vivo, no tiene sentido. Sigo de pie aunque nada bien, lo sé. Ya no quedan restos de mi esencia. Por las noches, la ansiedad consume mis ojos. ...
Son esas cosas que no se pueden decir en voz alta.