Mi placer es hablar de amor... Amor herido, amor perdido, amor extraviado.
Mi pasatiempo favorito es divagar sobre el espacio que uno malgasta en amar sin control, en perderse entre ojos caramelizados y pestañas mágicas que expiden magia en cada parpadear.
Llegan los días complicados en los que todos dicen estar locos por el sentimiento, aprovechar para complicarnos la existencia con detalles que otros ni siquiera disfrutamos, pero sentimos tanto compromiso con la impaciencia y emoción del otro, que fingimos disfrutar el momento.
Estoy desde afuera como desde hace años, esto no me hace falta, me encuentro muy lejos de poder practicar mi vida desde una tarjeta de felicitación, me suena a compromiso, patético.
Hoy no, no me elogies por encontrar el pretexto, a mí ámame, padéceme, a mí gózame y compláceme cada segundo, en llamadas, mensajes. A mí cómeme a besos cuando me tengas de frente, por el simple hecho de ser lunes o martes, al ser el medio día, la una o las dos, por festejar todas las mañanas que amanecimos juntos a pesar de las complicaciones comunes.
No es necesario traer flores o chocolates, simplemente sonroja mis mejillas con palabras tramposas, acaricia mi alma con cada una de ellas, sin días festivos, sin etiquetas.
Rómpeme en pedazos y reúnelas con tu lengua, pégalas con tu saliva mientras nuestras manos se rozan con desesperación. A mí no me jodas con un solo día para enamorados, a mí no me límites pues yo pretendo regalarte mucho más que eso. Quiéreme, bésame, piérdeme entre tus sueños prohibidos.
A mí no me preguntes qué haremos mañana, a mí sorpréndeme. Conmigo disfruta el hoy, el siempre, porque puede que mañana, cuando despiertes... Ya no me encuentres junto a ti.
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Foto: Scott Webb |
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