Ir al contenido principal

No, no quiero ser madre.


Y no es porque no sienta esa enorme cosquilla en el estómago cuando veo una pequeña sonrisa explotar, o mi corazón derritiéndose al tocar unos pequeños piecitos deseosos de correr a explorar el mundo.

No quiero por el miedo que me causa el pensar que algo se moverá dentro de mí durante nueve largos meses, pues tan solo las bolsas del supermercado me desgastan de camino  a casa, imagino como tendrá que salir esa cabecita de tan reducido espacio y claro, aún estoy hablando sólo acerca de las cosas superficiales.

Tengo 27 años y me imagino intentando buscar respuestas que ni yo he podido encontrar, ¿cómo le podría explicar lo difícil que es el mundo? Que existen personas que hacen daño, cuan peligroso es disfrutar lo que tanto te cuesta conseguir porque hay quien está dispuesto a asesinar para obtener lo ajeno.

Tan difícil que suena pensar en crear el camino de alguien tan frágil. El mío aún se encuentra complicado de visualizar y ni que decir de la situación económica, apenas comienzo a disfrutar lo poco que queda para mi libre esparcimiento. Podría sonar tremendamente cruel y egoísta, pero en este momento disfruto demasiado mi libertad. Llegar hasta tarde, bailar y cantar. Nadie morirá si hoy decido no llegar a casa.

Me embargan un millón de preguntas: ¿En qué le enseñaría a creer?  Yo misma aún no estoy segura de lo que creo, tengo días raros en los que desearía comerme al mundo y otros en los que opto por quedarme debajo de las sábanas, soñando.

¿Le mostraría que la religión puede llegar a ser vacía y engañosa? ¿Le inculcaría rezarle al concepto divino creado por una sociedad herida, ausente y agonizante? O ¿simplemente a implorar a sus propias creaciones, un poco de piedad?, tal como lo he practicado yo misma durante los últimos años.

Y, ¿qué me dices sobre los hábitos? Llevo años trabando en levantarme por la madrugada para evitar los retardos y jamás he logrado hacerlo con una sonrisa, ¿cómo lograré que ese pequeño humano, si lo logre?.  ¿Le diré con gran autoridad moral que debe alejarse de los vicios que yo en años, no he podido abandonar?.

Cuando se desborde en llanto, ¿de dónde sacaré la fuerza para enseñarle que uno debe controlar sus emociones? Me deshago con solo ver una película triste, ni te cuento que pasa en mí cuando escucho aquella canción.

Podría prepararle para entender porque habrá personas a quienes llame amigos y le darán la espalda en el momento menos inesperado. 

Podría recordarle todos los días que nada es para siempre, que todos  se van y que en algún momento también nos tocará irnos. 

Le ayudaría a aprender cómo convertir el dolor en aprendizaje, en muchas ganas de seguir intentándolo. Aún cuando hay días como hoy, que no tengo una maldita idea de por donde comenzar. Podría hacerlo, pero aun no me siento preparada. 

Es demasiado importante, por eso sé que no lo deseo. No  por el momento. Quisiera no ser egoísta, pero también entiendo que la vida cambia y mañana podría estar deseando algo diferente.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Una carta sin entregar

Foto: Álvaro Serrano Estoy escribiendo esto aun cuando ni siquiera estoy segura de llegar a enviarlo… Cerré todo camino posible para no regresara la historia inconclusa que compartíamos. Sin duda, a diferencia de hace algunos años, esta historia no tendrá una segunda parte en la que todo logre funcionar maravillosamente por un tiempo. Sinceramente, hoy no tengo idea cuanto duro -en realidad- la anterior. Me quedé con un puño de dudas sobre la veracidad de lo construido. Aunque... hoy ya no importa. Pensé en ignorarte, en idealizar que por fin puse punto final a algo que no hacía más que atormentarme en las mañanas al despertar. Mi corazón se siente muy tranquilo, tengo deseos infinitos de ser feliz pues atrevidamente aseguraría que lo seré inclusive más de lo que fui contigo. Hoy he aprendido muchas lecciones y deseo aplicarlas con la persona que llegue a mi camino. Y aun si esto no sucediera, pretendo amarme y ser feliz con lo que soy.  No pienso en que tú te si...

Un nuevo comienzo

Ya he aprendido que las palabras se derriban con los actos, que hay lágrimas que no se sienten, q ue hay recuerdos vergonzosos, recuerdos compartidos que nadie jamás podría borrar. Ya entendí que el tiempo es sincero, certero, no perdona ni da prórrogas ante las dudas o el miedo. Por fin comprendo que el amor se lleva todo, que lo transforma y que las anécdotas se guardan en el corazón para herirte de a poco en los momentos menos pensados. Ya razoné que un final te permite comenzar de nuevo, desde cero, desde nada como te atreviste al inicio aunque hoy la edad te asuste; robando el valor que un día te empujó a ser feliz cuando todo suena a estar en riesgo, así es la vida... Temeraria. Mi corazón es una esponja, a punto de reventar por tantas tormentas, debido a las palabras huecas, frases inconclusas, nubes siniestras. Hoy te pido: Exprímelo hasta dar lugar a esta nueva aventura, toma mi mano y lléname de sonrisas, llévame al cielo bailando hasta llegar a la luna, dame tu ju...

Enamorarte de mí.

Me gusta el fuego en tus ojos el frío en tus manos el silencio en tus labios. Me gusta el reflejo de mis pupilas en tu mirada dorada me gusta el aroma que desprendes al despertar. ¿Cómo es que podrías enamorarte de mí? ¿Cómo es que el tiempo fue tan corto que la vida y la lejanía, entre tanta gente, nos eligió para ser uno solo? ¿Qué hice para merecer el cielo en la tierra junto a ti? ¿Qué hice para que la distancia se acortará a centímetros y mis manos pudieran rodear tu cuello? Dulce contacto que dispara mi esencia cuando te encuentras cerca, tiempo y ganas, ganas de verte acostado junto a mí por las tardes de domingo. Frío tenue que se cuela por la orillita de tus labios mientras sonríes, vida alegre, risas y llantos que aclaman nuestra historia, nuestro encanto. El chocolate dispersado en pecas por encima de tu cuerpo, piel blanca que juega a engañarme sonrojada, tersa y amable que me permite tocarla por más intenso que sea el encuentro tus manos, dedos del...