Foto:Averie Woodard |
Mi vista dejo de ser nublada, todo tenía un brillo espectacular y mi corazón por fin dejo de palpitar efusivamente, también logré disfrutar el amanecer húmedo, el sol que deslumbra de forma tan pacifica...
Las nubes están ahí, pareciera que esperaran su momento, igual que yo. Y si, por fin me siento de nuevo enamorada... de la lluvia y su silencio que empapa sin dejar dormir.
Enamorada del insomnio que se disfruta al divagar en sueños mágicos llenos de honestidad, y al fin me impregne de los recuerdos que se volvieron en mis mas grandes lecciones, permití por fin que el viento se llevara esas caricias que ya no me sirven de nada.
Me enamoré de las respuestas que encontré el camino, aquellas que se cubren por las alas de mariposa llenas de colores cautivantes haciendo vibrar la ilusión, misma que asesina al miedo.
Me volví amante del mutis que se genera cuando me encuentro sola, meditando acerca mis propios traumas... Por fin disfruto esos paseos matutinos donde nadie puede callarme, en los que me entrego paz sin condiciones.
Y es que sí, me conocí al fin y me enamoré de esa mujer fuerte que vi frente al espejo, esa que no tuvo deseos de vencerse por aquel error. Me encuentro fascinada de descubrir lo que puedo crear e imaginar.
Hoy digo fielmente, que me amo mas que a cualquier corazón inquieto e inmaduro, hoy me siento inmensamente feliz por abandonar aquellos pensamientos que ya no me llevaban a ningún lugar.
Y hoy, al fin tengo la madurez de agradecer la muestra más grande de su amor: SALIR DE MI CAMINO
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