Ir al contenido principal

Dulces encuentros

Foto: Alejandra Quiroz

No puedo evitarlo, la sonrisa inmensa en mi rostro... Hay momentos que hasta me siento culpable por sentirme tan bien después de aquella tormenta.

No mentiré, muero de miedo de sentir ese escalofrío previo a las mariposas en el estómago, es imposible que hace unos días me asegure no necesitar más ilusión. Estas ganando la batalla a todo aquello que me prohibieron tener y sigo temblando al escribir esto, de nervios, de emoción.

No quiero permitirme esta ocasión el perder toda la razón, sin embargo tu sonrisa me arrastra a pensar en los momentos que nos obsequiamos y buscar cualquier excusa para encontrarte haciendo como que no me interesa tu presencia, pues me niego a que sepas lo que logras en mi.

No soy ilusa, juego a conocer tu método de conquista pero en realidad ya me encuentro perdida dentro de todo aquello que haces por llamar mi atención día con día.

Los mensajes, esas llamadas espontáneas que iluminan el amanecer, quiero seguir pero a veces siento que es momento de parar y no continuar con aquel juego que perdí apenas hace algunas páginas.

Esa forma especial que tienes de tomar mis manos y hacer que deseen abrazarte mientras absorbes el aroma que preparé para ti, sentir tu respiración tan cerca de mi cuello y tener ganas de conocer el sabor de tus labios.

Ya llegará el momento en el que no pueda regresar a mi lugar, cuando me encuentre perdida en tus hermosos ojos y ese cabello rebelde que comienza a enamorar a mis manos traviesas. 

Quédate un momento mas, que en este instante no tengo miedo, arriesgaría mi cordura por unas horas junto a ti, quiero seguir adherida a tu pecho mientras acaricias mis mejillas, no ruegues mis besos, róbalos antes que decida salir corriendo y así todo termine. 

Será difícil regresar al inicio, ya soy parte del juego.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una carta sin entregar

Foto: Álvaro Serrano Estoy escribiendo esto aun cuando ni siquiera estoy segura de llegar a enviarlo… Cerré todo camino posible para no regresara la historia inconclusa que compartíamos. Sin duda, a diferencia de hace algunos años, esta historia no tendrá una segunda parte en la que todo logre funcionar maravillosamente por un tiempo. Sinceramente, hoy no tengo idea cuanto duro -en realidad- la anterior. Me quedé con un puño de dudas sobre la veracidad de lo construido. Aunque... hoy ya no importa. Pensé en ignorarte, en idealizar que por fin puse punto final a algo que no hacía más que atormentarme en las mañanas al despertar. Mi corazón se siente muy tranquilo, tengo deseos infinitos de ser feliz pues atrevidamente aseguraría que lo seré inclusive más de lo que fui contigo. Hoy he aprendido muchas lecciones y deseo aplicarlas con la persona que llegue a mi camino. Y aun si esto no sucediera, pretendo amarme y ser feliz con lo que soy.  No pienso en que tú te si...

Un nuevo comienzo

Ya he aprendido que las palabras se derriban con los actos, que hay lágrimas que no se sienten, q ue hay recuerdos vergonzosos, recuerdos compartidos que nadie jamás podría borrar. Ya entendí que el tiempo es sincero, certero, no perdona ni da prórrogas ante las dudas o el miedo. Por fin comprendo que el amor se lleva todo, que lo transforma y que las anécdotas se guardan en el corazón para herirte de a poco en los momentos menos pensados. Ya razoné que un final te permite comenzar de nuevo, desde cero, desde nada como te atreviste al inicio aunque hoy la edad te asuste; robando el valor que un día te empujó a ser feliz cuando todo suena a estar en riesgo, así es la vida... Temeraria. Mi corazón es una esponja, a punto de reventar por tantas tormentas, debido a las palabras huecas, frases inconclusas, nubes siniestras. Hoy te pido: Exprímelo hasta dar lugar a esta nueva aventura, toma mi mano y lléname de sonrisas, llévame al cielo bailando hasta llegar a la luna, dame tu ju...

Enamorarte de mí.

Me gusta el fuego en tus ojos el frío en tus manos el silencio en tus labios. Me gusta el reflejo de mis pupilas en tu mirada dorada me gusta el aroma que desprendes al despertar. ¿Cómo es que podrías enamorarte de mí? ¿Cómo es que el tiempo fue tan corto que la vida y la lejanía, entre tanta gente, nos eligió para ser uno solo? ¿Qué hice para merecer el cielo en la tierra junto a ti? ¿Qué hice para que la distancia se acortará a centímetros y mis manos pudieran rodear tu cuello? Dulce contacto que dispara mi esencia cuando te encuentras cerca, tiempo y ganas, ganas de verte acostado junto a mí por las tardes de domingo. Frío tenue que se cuela por la orillita de tus labios mientras sonríes, vida alegre, risas y llantos que aclaman nuestra historia, nuestro encanto. El chocolate dispersado en pecas por encima de tu cuerpo, piel blanca que juega a engañarme sonrojada, tersa y amable que me permite tocarla por más intenso que sea el encuentro tus manos, dedos del...