Tus profundos silencios, ideas extrañas carcomiéndose mi piel.
Los lugares fallidos... el tiempo e incluso esa risa extrañamente dulce
mientras más cansado te sentías.
Las noches más largas, con interminables
conversaciones de aquellos pensamientos perversos que nos permitimos compartir,
"nuestra increíble historia".
Esas frases sin escalas, las que llegaban
directo al corazón, hasta el fondo en aquel lugar donde los mensajes se graban
de por vida. Nuestras promesas inmaduras que
pensábamos de manera tan ilusa que podríamos algún día cumplir.
Todo aquello que olvidaste, las huellas de tus dedos, la saliva
absorbida por mis poros y esas sonrisas pícaras que suplicaban pasión. Esos divinos ojos que aún siento reflejan mi mirada, el aroma del cual me apropié.
Foto: Ivan Karasev |
Vuelve, ven para llevarte todo
aquello que olvidaste en mí, llévatelo aunque arranques mi piel, aunque
borres mi memoria y arranques la luz.
Llévatelo todo, ya no te quiero más aquí
rondando mi presente. Vete, desaparece todo lo que jamás
cimentamos, las frases, tus modismos.
Llévate el placer y las lágrimas que
provocaste con el, llévalas donde quieras pero esfúmalas pues ya no deseo
verte, ni en sueños.
Quiero purificar los objetos, las
canciones, todo aquello que te representaba, anhelando tanto un mundo nuevo, una
etapa dónde ya no estés más.
Rayaré tu recuerdo hasta que quede
irreconocible y al fin mañana después de lograr una noche digna de descanso,
tal vez hayas desaparecido de mí; Ya ni cenizas quedarán del deseo.
Por eso te suplico, ven... suprime de tajo tu presencia.
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