Siempre me sentí atraída de los obstinados Los que nunca pierden. Esos que aman hasta el tope al apagar las luces Los que se van en silencio con los ojos secos que a pesar de todo, se mantienen firmes como si en realidad no les importara, Aún cuando el hueco en el pecho arda en su interior y los haga sentirse solos en la madrugada. A pesar de saber que tengo todo por perder, sigo en el juego, enamorándome de aquel taciturno caballero que se filtra en cada rincón de mi ser y reniega a abandonarme como siempre, por el miedo a perder. Entonces le abrazo en la oscuridad y siento como su pecho se desarma. Es frágil y tierno, me cuenta secretos al oído y pareciera otro. No es mas que un niño herido lleno de miedos tolerando que mi amor lo cobije. Entre estas cuatro paredes es cuando me enamoro. Mi corazón palpita excitado. Allá afuera, nadie sabe de lo que es capaz. Belierani
Son esas cosas que no se pueden decir en voz alta.